Una de las primeras actividades en las que tuvimos que poner en práctica el trabajo cooperativo, fue la de los ríos. Debían colocar o simplemente aportar toda la información que supiesen sobre las cuencas fluviales en España, donde desemboca cada río, que afluentes tiene,…a excepción de las observadoras (en mi grupo fui yo) que debíamos limitarnos simplemente a observar como las integrantes del grupo llevaban a cabo su tarea.
Como observadora, tuve que rellenar una autoevaluación de grupo, en la cual reflexione acerca de cuestiones importantes en relación con el desarrollo de la actividad en mi grupo. En mi posición como observadora, pude pensar y darme cuenta de la gran importancia que tiene para la profesión de maestras, en especial de infantil, el hecho de saber observar correctamente a los alumnos y alumnas dentro del aula.
En conjunto, mi “nuevo grupo” trabajó bastante bien. Todas las integrantes mostraron interés, tanto por el tema como a la hora de participar y aportar ideas sobre éste. Sin embargo, como ya les dije a ellas, un aspecto que debían mejorar es el negativismo, ya que en numerosas ocasiones todas se quejaron de la dificultad que suponía para ellas resolver el problema propuesto (diciendo frases como: no tengo ni idea sobre esto, no sé nada de los ríos,…). Puede ver en la puesta en común final, que el factor del negativismo también influyó de manera poco favorable en otros grupos de trabajo. Por ello, la puesta en común final me parece, sin duda, que es algo necesario y positivo, ya que podemos darnos cuenta de lo sucedido en otros grupos y así, poder evitar posibles errores futuros. En general, el grupo mostró entusiasmo con esta actividad, por ser algo novedoso y en cierto modo fuera de lo común al resto de las clases que habíamos tenido hasta el momento.
Como observadora, reflexionado sobre todo ello, pude darme cuenta de algunas dificultades que presente a la hora de llevar a cabo mi tarea. Sin duda, la mayor de ellas fue, el hecho de no poder hablar con ninguna de las integrantes del grupo, y tener que limitarme exclusivamente a observar. Alguna que otra vez, sin caer en la cuenta de que no podía hacerlo, intervine en la conversación aportando alguna información sobre los ríos. Por lo demás, mi tarea no me pareció compleja, pero pienso que el trabajo de observar requiere un gran detenimiento, así como tiempo y dedicación. Considero que ha sido una actividad positiva y, por ello, me gustaría realizar más dinámicas de este tipo, ya que considero que de la manera que realmente se aprende es llevando la teoría a la práctica. Esto lo pudimos comprobar con esta actividad, porque la mayoría de nosotras no era capaz de ubicar todos los ríos de España a la perfección e incluso algunas no sabían colocar algunos de los ríos más comunes. Pienso que esto se debe a que la forma en que nos han enseñado y hemos aprendido los ríos en años anteriores, no ha sido la más adecuada.
Además de disfrutar con este tipo de actividades, podemos aprender importantes tareas de la profesión de los profesores, como es la observación.
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