lunes, 23 de mayo de 2011

ANDREA POMARES: Reflexionando sobre la película: “La clase”

En el desarrollo de la película se puede observar una gran diversidad en cuanto a la cultura de los chicos y chicas de la clase. El aula está compuesto por adolescentes de diferentes etnias y religiones, esto conlleva que haya diversos idiomas en el grupo de estudiantes.


Hay un claro signo de indisciplina por parte del alumnado. Esto supone un serio problema para el profesor. Este otro protagonista (François), aparte de profesor de lengua y literatura es el tutor de la clase. A pesar del comportamiento de sus alumnos y alumnas, apostaba por el diálogo ante cualquier tipo de problema o conflicto, descartando la vía de los castigos como forma de solución.


Desde mi punto de vista, no me pareció bien la actuación de uno de los profesores al comienzo de la película, cuando señalando en la lista de una clase nombre a nombre va diciendo: ¡este alumno es bueno!, ¡este malo!, este…ten cuidado con él, etc. Esta actitud me sorprendió bastante, ya que es una de las cosas que siempre se dice que no se debe hacer (tanto en la vida fuera del trabajo, como en la profesión de maestro) prejuzgar ni etiquetar a las personas. Al igual que esto no está bien, tampoco me parece correcto decir que un profesor sea bueno o, por el contrario malo.



François no actúa como otros muchos profesores, que simplemente van, dan sus clases y no quieren saber nada más sobre sus alumnos. François se interesa por saber qué es lo que les llama la atención o les gusta, y pretende acercarse a todos los ámbitos referidos a sus alumnos, incluido la familia. Se preocupa por los problemas de éstos, cosa que los demás docentes del centro no hacen, dándole igual lo que les ocurra a sus alumnos fuera del aula. En términos generales, se puede decir que François se implica en su trabajo y con sus alumnos.

Algo muy importante que también intenta François es integrar a todos sus alumnos en el desarrollo de sus clases, creando un buen clima en el aula, sin preocuparse por la multitud de dificultades a las que se enfrenta diariamente.


Algunas de estas dificultades son que los profesores del centro apenas utilizan las nuevas tecnologías (TIC), siendo escasos los recursos de los que disponen en sus aulas a la hora de impartir sus clases.


No hay aprendizaje cooperativo, ni trabajo cooperativo, no solo por parte de los alumnos y alumnas, sino también por parte de los profesores del centro, que parecen no estar compenetrados entre ellos. Cada uno da las clases a su manera, sin un acuerdo o un consenso previo para que los chicos y chicas puedan tener una dinámica similar en todas sus clases.


En principio, las actitudes de alumnos/as en clase, reflejan una clara desmotivación ante su futuro, su aprendizaje escolar y hacia todos los ejercicios de clase. Esto parece cambiar en cierta medida gracias a la implicación de François.

En el caso de España, muchos de los problemas a los que debía enfrentarse el profesor François, ocurren cada día en colegios de la península. Por ejemplo, el de la escasez de los medios en el aula, lo que conlleva una insuficiente utilización de las TIC todavía en numerosos colegios o institutos, sobre todo en las zonas de la periferia; colegios a los que acuden generalmente multitud inmigrantes, personas de otras etnias, cultura, idioma y religión diversa, con un nivel de vida medio-bajo. En España, también hay una elevada indisciplina por parte de los alumnos/as en algunos centros de estudio, junto con una tasa bastante numerosa de fracaso escolar.


Estos y otros son aspectos complejos, que no resultan tan fáciles de resolver como puede parecer a simple vista. Por ello, para que sea posible en cierta medida solucionarlos, es necesaria una intervención por parte de diversas instituciones.

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