Ambos textos están muy relacionados, y en los dos se trata el importante tema de la inclusión en las aulas. En el texto “Ojos que no ven corazón que no siente”, el autor viene a decir que según vemos y sentimos así actuamos. Echeita resalta y critica en este texto algunos aspectos reales y cotidianos, como es el hecho de aislar a los niños con problemas, sacándolos fuera del aula. Ésta, junto con otras ideas mencionadas en el texto, están estrechamente relacionadas con otro texto de otra asignatura, Orientación e intervención tutorial, titulado “Desde la integración hacia la inclusión”.
En el texto aparecen algunos datos de actualidad, ante el tema de la integración, que me llamaron bastante la atención y que resultan contradictorios. Y es que la mayoría de los alumnos (con y sin n.e.e.) considera que los alumnos con n.e.e. se encuentran ante una elevada discriminación. También se dice que los alumnos sin n.e.e. consideran que aquellos alumnos que tengan n.e.e. deberían estar en aulas especiales. Frente a todo esto lo que me sorprende es lo siguiente, y es que dicen que no creen que la presencia de alumnos con discapacidad dificulte su aprendizaje,… ¿entonces por que todo lo anterior?
En el texto de “¿Por qué Jorge no puede ir a la misma escuela que su hermano?”, se trata básicamente lo mismo que en el anterior. En éste, el autor (es el mismo) también es consciente de que hay mucho por mejorar en las escuelas y que la integración total de los niños/as con n.e.e., en muchos casos, está todavía muy lejos de la realidad y esto no debería ser así. Debe de cambiar. El problema es que hay una serie de obstáculos, barreras o limitaciones que dificultan todo esto.
La escuela inclusiva afirma que entre los documentos institucionales y la realidad debe de haber una serie de acuerdos.
La escuela inclusiva se basa en dos principios, que son: la equidad y la justicia social (muy importante en una sociedad democrática como la nuestra).
Las diversidades y las diferencias han bajado el nivel, pero es que en las aulas hay de todo y no podemos darle la espalda a eso, por lo que tenemos que atender todos por igual.
Atender a la diferencia y a la diversidad es empezar a hacer las cosas de otra manera. También es cierto que no se puede hacer todo de la misma manera debido a estas diferencias, y a que hay diferencias en las clases, en las capacidades de los alumnos,…
La realidad es queda mucho por hacer en cuanto a la educación de TODOS los alumnos y alumnas, a la que éstos tienen derecho. El cambio es lento y complejo, pero por ello se deben ofrecer una serie de oportunidades, porque si estas no están, el cambio nunca llegará.
Al igual que si juntas estas flores diferentes (foto) el resultado es óptimo, ya que cada una aporta algo distinto, ¿por qué no juntar en una clase a niños diferentes? Nadie es igual, y eso es bueno, ya que nos distingue.
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